“Con los años ves que no puedes transformar el mundo, pero sí la mente”
Y mi experiencia me indica que es totalmente cierto.
Siempre he sido extremadamente confiada, extrovertida y alegre, una amiga de esas a quién todos le van con sus penas, siempre procuré buscar la solución lógica a los problemas que me iban apareciendo.
Visité por razones de trabajo muchos lugares, conocí por supuesto a muchas diferentes personas, y para todas ellas siempre tuve un gesto de complicidad, la mayoría me devolvía el gesto con simpatía, Al vivir lejos de mi familia, siempre encontré quien amablemente se encargó de quedarse un rato con el pequeño, favor que le era devuelto con otro similar, jamás me cuestionaron lo que hacia en ese rato, por suerte hasta ahora ese ha sido mi trato con los que han ido siendo mis compañer@s de viaje.
Pero, hay caramba, que pasan los años, y si, como dice Punset, te das cuenta que nada se puede hacer, parece todo diseñado para permanecer inamovible, y es aquí donde la mente, ciertamente toma un papel muy importante.
En esta última etapa de mi vida, ya con un bagaje de experiencias amplio, me estoy topando con gentes tan poco generosas, tan voy a lo mio, no vaya a ser que me salpiquen tus miserias, tan egoístas, tan hipócritas si, (de esas que se mueren si sufre un pajarito, pero si su vecino está fatal, pasan de puntillas por la calle, fuera el caso que les llamen y se tengan que implicar).
Y es por eso, que mi mente en este momento juega un papel fundamental, porque es verdad, yo al mundo cuadriculado y sin matices de este tipo de personas no lo voy a cambiar, pero debo aprender a que no me afecte, y para eso tengo que poner a hacer ejercicio a mi mente.
Gracias Punset por tus artículos,
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